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Aceite de emú

EL ACEITE DE EMÚ

EL ACEITE DE EMÚ

Desde hace miles de años el emú ha representado para los pueblos aborígenes, no solo un animal veloz y resistente, sino su despensa natural y su botiquín ambulante.
La carne del emú, sabrosa, roja, y baja en colesterol y los huevos, la piel y la grasa hacen que haya sido muy útil por las tribus australianas.
Con la grasa cuidan su piel y la protegen de las quemaduras solares, la usan como antinflamatorio para los esguinces y los dolores musculares, para las picaduras de insectos y para recuperar funcionalidad en fracturas y lesiones óseas.
Desde hace veinte años las principales universidades de EEUU y Australia han estudiado las propiedades del aceite de emu y sus resultados han confirmado la sabiduría aborigen:
-Su composición en ácidos grasos, muy parecida a los que forman las paredes celulares humanas, hacen que el aceite de emú penetre más rápida y profundamente que cualquier otro tipo de aceite en la piel, y es idóneo para emulsionar con los aceites esenciales y extractos vegetales .
El aceite de emú presenta en su composición ácidos grasos esenciales (linoleico, oleico, palmítico, esteárico, palmitoleico), que son vitales en la estructura de las membranas celulares humanas. La deficiencia de estos ácidos grasos es la que puede producir diversos trastornos en la piel como sequedad y descamación, procesos inflamatorios y lenta cicatrización de heridas y lesiones.
Resumimos las principales características del aceite de Emú:
·Regenera la piel. Restituye la hidratación de la piel y alivia el dolor.
·Similar composición a los ácidos grasos esenciales humanos.
·Estimula y activa la renovación celular.
·Su constante aplicación a través de suaves masajes evita el envejecimiento prematuro de las células siendo ideal para tratamientos estéticos.
·El aceite de Emú no obstruye los poros y evita la formación de acné.
·Es hipoalergénico. Evita reacciones alérgicas e irritaciones de la piel.
·Evita, reduce o atenúa arrugas y estrías al profundizar más allá de la capa externa de la piel.
·Cicatrices, quemaduras e irritaciones causadas por eczemas, ictiosis y psoriasis se reducen de forma notable por esa capacidad de penetración.
·Reduce el agarrotamiento e inflamaciones en las articulaciones, siendo especialmente efectivo en el tratamiento de zonas como manos, pies, rodillas y codos.
·Sus altos niveles en ácidos linoleicos alivian dolores, edemas y golpes. Incluso está especialmente recomendado para malestares producidos por el ejercicio deportivo o las posturas reiterativas, calambres y endurecimiento de los músculos.
El aceite de emú esta indicado para aliviar dolores musculares, tratamientos artríticos, eczemas, piel seca, psoriasis, quemaduras, rosácea, dermatitis, etcétera, especialmente unido a aceites esenciales puros o extractos vegetales que colaboren en dicha función.

PUBLICADO EN GATOPARDO.BLOGIA.COM

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A mí me cae mal toda la gente que mide más de un metro y medio, no los soporto, me machacan las cervicales si no quiero mirarles fijamente al cinturón.
Ramón Monroy mide casi dos metros.
A mí me indigna esa gente energética, emprendedora, constante, capaz de llevar a cabo sus ideas y convertirlas en realidad, con una salud a prueba de bombas y una sonrisa permanente.
Ramón Monroy se multiplica en sus tres negocios, en el tiempo libre hace filigranas con sus huevos de avestruz, no ha tenido ni el sarampión, y cualquiera diría que le acaban de contar un chiste muy bueno.
Tacho de mi lista de amigos a la gente que va en malas compañías y no evita su trato, porque creo que no es una casualidad ni un detalle menor.
Ramón Monroy se ha dejado retratar en la prensa acompañando a Gorvachov, a la princesa Ana de Inglaterra y a otros cuantos por el estilo.
No soporto a la gente que te cuenta que el dolor de muelas se evita secándote primero las manos y después la cara; que para las almorranas hay que llevar una castaña o un palito de higuera en el bolsillo, y que para tener el pelo esplendoroso hay que cortarselo mirando la luna.
Ramón me dio un bote de aceites aborígenes con una fórmula secreta que le fue revelada por los Kadachi en Australia, diciendo que eso me aliviaría bastante, cuando yo llevaba dos años practicamente manca por la artrosis, sin poder hacer cosas tan sencillas como usar un abrelatas, sujetar un plato, abrir un tapón de rosca, escurrir una bayeta o sujetar el libro que leyera, ni trabajar en lo mío, que es la restauración de muebles.
Si nunca he sido una persona de carácter piadoso y bienintencionado, escuchar semejante paparruchada, como si habláramos de vagas molestias de neurasténica, me hizo desearle un dolor que cuanto más corriera más le doliera y cuando parara reventara, para recomendarle ajo y agua.
Pero como no tenía crema hidratante para las manos empecé a usar Facagli Artroil.
Esa noche después de apagar la luz caí en la cuenta de que no había usado el atril portatil para leer “Opus Dei” de Jesús Ynfante. Al día siguiente, después de comer, me percaté de que llevaba el plato con una sola mano y había abierto un bote de guisantes sin el abralatas eléctrico.
A los quince días de usar Facagli Artroil pude lijar los barnices de una talla de madera y fue cuando me tuve que confesar que, aunque Ramón tenía todos los números del sorteo para caerme mal, me caía muy bien.
Y si se creen que esto es un cuento, pregúntenle a él.
Ramón Monroy
aceitesaborigenes@aceitesaborigenes.com
Teléfono 976 63 10 93
http://www.aceitesaborigenes.com/
Pero no le digan que se lo he dicho yo, que es un gigante tímido y no me lo perdonaría.